(Tomado del perfil en LinkedIN de @MitoDona) En la era del mercadeo de contenidos, es importante detenernos un instante y analizar cuál es el verdadero impacto de las relaciones que establecemos como patrocinadores o patrocinados.
Es un hecho que el vínculo emocional de los fanáticos con su equipo/jugador y como las marcas logran asociarse a éste, impacta directamente en la efectividad del patrocino a corto, mediano y largo plazo.
Imponer la participación de una marca en el día a día del atleta/equipo, sin una utilidad real para el desarrollo y posterior consecución de los objetivos deportivos de los patrocinados, forma parte de la prehistoria del mercadeo deportivo mundial. Aquella época en la que bastaba con que el deportista sostuviese el empaque de tu producto y así avalara su compra-uso, parece tan lejana como inefectiva, hoy en día.
Producir infinidad de contenido, para reforzar la relación de una marca con un patrocinado, no es una fórmula garantizada para la interacción con los consumidores potenciales. Compites con el resto de los patrocinadores del atleta/equipo. Pero también con la infinita cantidad de material disponible, dirigido a tu público objetivo.
La evolución de estas sociedades está basada en los vínculos y utilidad verdadera de la relación. Y esa base honesta, hace que las marcas sean copartícipes de los éxitos, luchas y fracasos de los involucrados.
Es así como cada vez tenemos más atletas y equipos participando en los procesos creativos de campañas y hasta de los mismos desarrollos de productos de las marcas que representan. (Ej. Lebron Sprite, Kobe Body Armor, Cristiano Herbalife).
Adidas y Derrick Rose están en otro nivel, con la serie #TheReturn. Que jugador y marca hayan sido el canal de comunicación en todo el difícil proceso de recuperación del basquetbolista, es uno de los mejores casos de estudio en este tipo de situación. Les dejo el enlace aquí.
Esto es lo que debe definir la relación patrocinador – patrocinado. Que el vínculo nazca de una verdadera interacción, colaboración y convivencia. Estableciendo de manera conjunta el desarrollo, alcance y objetivos del patrocinio.